Sobre este artista
Celinés de los Ángeles Díaz Rodríguez, nació un día 31 de diciembre, en la ciudad de Santo Domingo y creció en el valle de Constanza junto a su familia, donde recibió formación en los valores cristianos y la fe católica.
Desde muy temprana edad sentía una fuerte inclinación por el canto y la composición y su gran sueño era algún día llegar a ser «cantante» de música secular.
En el año 2001 firma un contrato discográfico con la BMG US Latin, en la ciudad de Miami y graba su primer álbum como cantautora, titulado «Seliné».
A pesar de haber dado ese gran paso que representaba el sueño de toda su vida, se dio cuenta de que algo faltaba, pues no se sentía completa. Así inició una búsqueda del verdadero propósito de su vida, sin imaginar lo que Dios había pensado para ella.
Años más tarde recibe una invitación a un retiro católico y allí pudo descubrir el verdadero propósito de Dios para su vida, luego de tener un encuentro personal con Jesús y una experiencia del amor de Dios, que transformó su corazón por completo.
Desde ese momento sintió un llamado a servir a Dios y proclamar su amor y misericordia para todos. Empezó a servir en retiros y poco a poco comprendió que la música podía ser un gran instrumento para llevar el mensaje a muchos corazones. Fue así como quedó atrás todo deseo de cantar para el mundo y decide consagrar su voz a Dios para servirle a él y a su Iglesia.
Estudió Psicología Clínica, carrera que ha sido un gran apoyo en la misión que realiza.
Hoy día está felizmente casada con su esposo Koji Waki, y por un milagro de Dios, es madre de una hermosa niña llamada Emi Marie. Juntos le sirven al Señor en familia.
Actualmente, lejos de ser una «cantante famosa», es una «misionera feliz» a tiempo completo, pues tiene la hermosa misión de adorar a Dios y llevar el Evangelio por el mundo, a través de su música.
Cuenta con dos producciones de música católica y varios sencillos, pensados no solo para los que conocen de Dios, sino también para atraer a aquellos que se sienten alejados de la fe.
Cuando Dios te llama, no te pide que cambies lo que haces, sino la forma como lo haces. Hazlo para agradarle a él antes que al mundo. Él respeta tus gustos y talentos, y se vale de ellos para llegar a los demás».